Se sabe de manera científica: un colchón adecuado promueve un sueño reparador, y éste es fundamental para una vida más sana. Los procesos reparadores que el sueño tiene sobre nuestro organismo se estimulan si la base de nuestro descanso, el colchón, colabora a que ello sea posible. Por eso es fundamental escoger el colchón que más se adapte a nuestro cuerpo para conseguir el mejor descanso.
Muchas son las novedades tecnológicas con las que nos bombardean en los anuncios de colchones, y probablemente desde que compramos el último mucho hayan avanzado los diversos aspectos de éstos, por lo que nos habremos quedado desfasados de cara a escoger el más adecuado. Serán casi 40.000 horas de nuestra vida las que pasaremos sobre esta superficie. Ello nos da una idea de que la decisión que tomemos a la hora de adquirir uno nuevo será muy importante. Debemos considerarlo una inversión.
La asociación española de fabricantes de colchones recomienda que el colchón debe ser cambiado como máximo cada 10 años ya que los materiales que lo componen se van deteriorando con el tiempo, y se va perdiendo su confort e incluso su higiene, de manera que a partir de cierto momento de su vida no garantiza las funciones para las que fue creado. Muy al contrario, un colchón pasado de fecha provoca dolores y en vez de cargarte de energía te descarga de ella.
Pero cuidado, las necesidades no son estándar. Hay que individualizarlas, dejándonos asesorar por profesionales que escuchen lo que necesitamos y nos aconsejen sobre el mejor colchón que se adapte a la manera como dormimos, nuestro cuerpo, nuestra edad y nuestro estado de salud. Respecto a los materiales, no debemos tener fijación con ninguno de ellos sino usarlos para conseguir el resultado que necesitamos, ponerlos a nuestro servicio para que el buen descanso entre en nuestra vida. Dormir bien es el objetivo, no tener un material concreto en nuestra cama. Dicho esto, debemos tener en cuenta que la tecnología cuesta dinero y que esos materiales de último diseño no van a salirnos gratis ni tirados de precio. O a lo mejor es que esos que quieren vendernos como gangas no son tan revolucionarios o vanguardistas. Busca fabricantes de prestigio y huye de chollos sin acreditación.
El colchón idóneo para compartir en una cama doble debe ser de mínimo 150×190 o incluso llegar a 180×200, para que podamos tener un adecuado espacio de confort personal para descansar y no estar apiñados junto a nuestra pareja. Además, para personas altas es imprescindible colchones largos con un sobrante de unos 10 cms para comodidad en los pies. Los colchones de hoy día están preparados incluso para repeler ácaros bacterias y hongos específicos de la zona de descanso. Los hay que pueden regular la temperatura gracias a elementos como los bloques de muelles, que permiten que el aire circule libremente por su interior y los airea.